sábado, 24 de febrero de 2007

Zipolite, la playa nudista mexicana, sol y diversión














*. -La droga es importante
para conseguir europeas


*.- Una "tiendita" ambulante
en la playa nudista

*. - El lugar de gran visión

Oscar Treviño Jr.
En la playa de Zipolite el tiempo se detiene. A cada momento las olas besan las rocas y se oye un rumor delicioso. Las estrellas están tan cerca que casi se pueden tocar con la punta de los dedos.
Zipolite es voz nahuatl significa: "Playa de los Muertos" y no es por otra situación que casi todos los días se registran personas ahogadas.
El olaje es tan fuerte que los "surfistas" a todas horas se pueden observar sobre saliendo como lunares dentro de las espumosas y altas crestas.
Las olas a pesar de su fuerte rumor y su fuerza no terminan por devorar a esos manajares llamados rocas y acantilados.
Zipolite es una playa considerada como nudista por los europeos, pero que a nosotros los mexicanos nos da vergüenza estar desnudos y es por la cultura que recibimos de pequeños.
Los paisajes naturales de Zipolite, son trocitos para hacer postales que fotógrafos, pintores y escultores disfrutan
Los amaneceres dicen que son tan preciosos que parece que viene Dios, pero que en la estancia que estuvimos amaneció nublado, "joer", como dijo una pintora española.
LOS PRECIOS DE LA DROGA
En Zipolite hay una tiendita ambulante compuesta por cuatro personas. Cuando caminaba por la orilla del mar, un joven de una hamaca saludo muy familiarmente.
Al acercarme, de inmediato al grano:
- ¿Cómo está tío?, me llamo Ricardo - hizo el clásico de saludo de chocar las manos y golpear el puño-.
- ¿Qué necesita?
- ¿Qué tienes? –le respondí-
- De todo: mota, cocaína.
- Oye, ¡yo no la consumo!
- No importa -dijo como conociendo el terreno-, deme 100 pesos por un "guato" de mota, pero si quiere coca vale $200, son tres gramos, pero se lo dejo en $150, ¿qué me dice?
- ¿Pero no la uso?
- "Si ya verá que la usará, no la va a consumir, pero le tendrá que dar a la muchacha que saque a bailar y ya verá como se va con usted a hacer sexo en la playa, en una hamaca, en su cuarto, en dónde sea eso lo sabemos todos".
"Si prefiere ir a Pochutla –un poblado a 40 minutos de distancia- allí también hay mujeres, es más por 800 pesos le presentó a una, yo me quedo con 300 y el resto se lo da a la madama".
Pablo, otro de la "tiendita" dio los "tips": mire a la muchacha le invita una "chela" -cerveza- y les da el toque o la coca y ya esta hecho, a las españolas y britanicas les encanta eso, ¡es a lo que vienen!, ¡jalan pero asi! y tronó los dedos.
"A las diez de la noche empieza el bisnes". Enseguida sentado en la arena y cubiertos por una sombrita, otro de la banda, un tipo negrillo, festejaba las ocurrencias de sus amigos.
Sin embargo cuando veía un cliente potencial, se tornaba serio y llamaba con "Ss-ss-ss" a los extranjeros que paseaban por la playa.
Por cierto la arena es un tanto tierrosa, el grano es mucho más grueso que el de la playa Bagdad de Matamoros y más claro que la que hay en playa Del Inglés en Las Palmas Gran Canaria, España.
Si bien no hacía sol por lo nublado se sentía calor, alguien de la banda dijo que estábamos a una temperatura de 32 grados centígrados.
Pablo volvió a manifestar: "¿ya fue a la playa del Amor?
-¿Eso qué es?
- Donde estas los nudistas, unos gordos hippies, todos cochinos, otros con trencitas que se ven feas y unas viejas gordas.
Una noche anterior todos ellos, según dijo Ricardo habían bebido mucha cerveza y "se subieron al avión", por eso no había nadie.
Desde nuestra perspectiva solamente había cuatro nudistas europeos y el resto mexicanos que paseaban.
SHAMBHALA
El hotel Shambhala significa "Lugar de gran visión", esta enclavado en un acantilado de Zopolite, desde allí se puede apreciar el majestuoso mar.
En el atardecer las olas besan una y otra vez las rocas. En Shambhala hay un lugar para meditar, desde allí se pueden tomar fotografías esplendorosas.
El "Lugar de gran visión" es atendido por Gloria, una dama de basta cultura y una extraordinaria conversadora.
Recomendó instalarme en una habitación tipo monje, es decir una pequeña celda con pabellón especial para ahuyentar a los insectos, por la raquítica suma de 60 pesos diarios.
Lo más ingenioso es que en esa habitación se entra por la ventana, aunque hay una puerta que comunica a un pasillo, sin embargo: ¡todos los clientes entramos por la ventana muy amplia por cierto! (al pueblo que fueres, has casi todo lo que vieres).
La famosa ventana son dos hojas de madera, en una esculpido el sol y en la otra una luna, uno tiene que abrir y cerrar con candado.
Todo iba muy bien pero al abrir por otra ocasión la ventana fue como una alucinación: algo se movió muy veloz por una pared y desapareció.
No me enteré si era una araña patona o una iguana pero esa visión me aterrorizó, intentaba memorizar qué había visto, pero en eso un niño que me observaba colocó sus manos a mis costados y grito.
Creo que me puse pálido pero no hice ningún comentario, ¡caray! y esa era mi habitación.
Me cambié de ropa rápidamente, tal vez más veloz que la aparición a lo lejos se oía música hindú.
Gloria, es amante de la música africana, hindú y Jazz suave, pero muy claridosa: ¡aquí no se vende ni alcohol, ni drogas; si alguien lo desea hay muchos lugares allí abajo!
El Hotel es magnifico, uno sube escalinatas empedradas, aunque el último tramo es de tierra, por cierto cualquiera llega acalorado por el esfuerzo.
AMOR POR INTERNET
Karina Castillo Jiménez del periódico Síntesis de Puebla y su esposo el ingeniero Hugo Gustavo González Hernández, se hicieron mis amigos.
Se conocieron durante un año por internet, sin enviarse fotografías, hasta que finalmentse se vieron las caras y ahora llevan un año y seis meses de feliz matrimonio.
Y vaya que se aman, basta con observarlos para saber que se identifican plenamente. Acordamos pasear por la zona en la noche y ver alguna disco.
Hicimos el recorrido por la peatonal que a la luz del día son comercios pequeños y otros lugares donde hay música.
Tal vez porque los turistas europeos se estaban retirando del lugar, el caso es que la zona se veía desolada, en una disco, solo había una pareja bailando al compás de "Mesa que más aplauda", que por cierto en todo Oaxaca está de moda.
Regresamos a la playa, donde había mesas con quinqués, bebimos cerveza y a contar anécdotas periodísticas.
Las estrellas en el cielo brillaban intensamente y tuve que platicar la aparición de mi habitación y el temor de regresar a dormir.
Tanto Hugo como Karina explicaron que estaban en una habitación donde no podían levantarse tarde, casi a las siete de la mañana pegaba el sol en sus caras -reímos-.
Y también tenían bichos de diferentes tamaños, hasta colmenas con avispas, incluso hasta habían aniquilado una tarántula aunque Karina les temía a los salamanqueses.
El camino hacia el Hotel una vereda por tierra, estaba aluzado con fuero pequeño que emanaba de queroseno.
Cada quien a su habitación y cuando abrí la ventana, ¡Dios ahora si lo vi todo clarito! y me sucedió...me volví a asustar: eran murciélagos.
¿Y dónde consigo ajos en ese momento, a las 02:35 horas? temía que me chuparan la sangre.
EL AMANECER
Me desperté antes de las cinco de la mañana, me agradaba la idea de tomar fotos al amanecer, pero o no, ¡estaba nublado!
Al poco rato bajó una niña de la segunda planta del hotel en donde hay baños sanitarios y regaderas comunitarias.
- ¡Allá arriba hay algo!
- ¿Qué es mijita? -preguntó su madre la cocinera-.
- Es una culebra -dijo mientras reía-.
- ¿Te hizo algo?
- ¡No!, salió y se arrastró por eso me vine.
- Está bien, ya no se vaya para allá mija –recomendó la mamá-.
Un sonrisa mía nerviosa y a partir había que salir del lugar para tomar hacia Mazunte, el lugar de los lagartos.

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